lunes, 28 de octubre de 2013

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

Posted by salvador on 10/28/2013 03:55:00 p.m. with No comments


¡OH DIOS, TEN COMPASIÓN DE MI!


Jesús nos da una nueva enseñanza sobre la oración, el domingo pasado nos enseñó como perseverar en la oración, y ahora nos enseña, como debemos orar, sin resaltar lo que somos, sino reconociendo con sinceridad y humildad, que hemos ofendido a Dios y que somos pecadores. Por eso nos muestra el modo de orar interiormente con el corazón, narrando la siguiente parábola, del fariseo y del  publicano.

La oración del fariseo, empieza agradeciendo a Dios, eso está bien, pero busca su propio dios, que es él mismo, al decir, en su corazón, que “yo no soy”  pecador, como aquel, borracho, adultero, ladrón, y otras cosas más, ni mucho menos que ese traidor que es el publicano que ha traicionado a su pueblo, al ponerse al servicio del imperio romano, despreciando al pecador, se cree justo así mismo, y busca su justicia contraponiéndose a los demás que son  pecadores;  y añade algo más, diciendo yo doy mi diezmo, y ayunos dos veces por semana,  incluso ayuda a los pobres; muchas veces caemos en esta actitud como el fariseo exigiendo a Dios que pague nuestra factura; tenemos que cuidarnos mucho para alcanzar el perdón de Dios.

El publicano, tiene vergüenza, de levantar la cabeza al cielo, tiene vergüenza de su vida pasada, pues es un pecador, y se reconoce como tal,  que no puede salir de su situación; por eso se golpea el pecho, y desde su corazón pide compasión a Dios, de su miseria, como hombre pecador.

Dios perdona, y se apiada del publicano, porque reconoció con humildad su pecados, y su condición de pecador, pero no perdono al fariseo, por su orgullo soberbia, que quería justificarse a costa de los demás, creyéndose ser el bueno, como aquellos que salen de la misa tal como ingresaron.  Eso nos pasa muchas veces.

Debemos de orar con sinceridad y con un corazón límpido, pues esto agrada a Dios, un corazón sincero.


         Pbro. Salvador A. Carrasco Castro

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C.

Posted by salvador on 10/28/2013 03:26:00 p.m. with No comments

¡OH DIOS, TEN COMPASIÓN DE MI!

 Jesús nos da una nueva enseñanza sobre la oración, el domingo pasado nos enseñó como perseverar en la oración, y ahora nos enseña, como debemos orar, sin resaltar lo que somos, sino reconociendo con sinceridad y humildad, que hemos ofendido a Dios y que somos pecadores. Por eso nos muestra el modo de orar interiormente con el corazón, narrando la siguiente parábola, del fariseo y del  publicano.

La oración del fariseo, empieza agradeciendo a Dios, eso está bien, pero busca su propio dios, que es él mismo, al decir, en su corazón, que “yo no soy”  pecador, como aquel, borracho, adultero, ladrón, y otras cosas más, ni mucho menos que ese traidor que es el publicano que ha traicionado a su pueblo, al ponerse al servicio del imperio romano, despreciando al pecador, se cree justo así mismo, y busca su justicia contraponiéndose a los demás que son  pecadores;  y añade algo más, diciendo yo doy mi diezmo, y ayunos dos veces por semana,  incluso ayuda a los pobres; muchas veces caemos en esta actitud como el fariseo exigiendo a Dios que pague nuestra factura; tenemos que cuidarnos mucho para alcanzar el perdón de Dios.

El publicano, tiene vergüenza, de levantar la cabeza al cielo, tiene vergüenza de su vida pasada, pues es un pecador, y se reconoce como tal,  que no puede salir de su situación; por eso se golpea el pecho, y desde su corazón pide compasión a Dios, de su miseria, como hombre pecador.

Dios perdona, y se apiada del publicano, porque reconoció con humildad su pecados, y su condición de pecador, pero no perdono al fariseo, por su orgullo soberbia, que quería justificarse a costa de los demás, creyéndose ser el bueno, como aquellos que salen de la misa tal como ingresaron.  Eso nos pasa muchas veces.

Debemos de orar con sinceridad y con un corazón límpido, pues esto agrada a Dios, un corazón sincero.


         Pbro. Salvador A. Carrasco Castro

domingo, 20 de octubre de 2013

DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO - C

Posted by salvador on 10/20/2013 04:19:00 a.m. with No comments


ORAR SIN DESANIMARSE, DIOS TE RESPONDERÁ

Momentos difíciles, cuando Jesús describe una realidad, donde hay opresores y oprimidos, donde existe un juez, que no teme a Dios y no le interesa lo que digan los hombres, por eso el pobre, el  oprimido, claman su grito continúo hacia el cielo, esperando que Dios lo escuche, y llegue la justicia divina.

La viuda representa a estos hombres oprimidos, a los niños huérfanos, a los pobres, que continuamente fastidian al juez, que es malo y no es fiel; están esperando que les haga justicia, ya que la situación de tantos hermanos golpeados, por las diversas adversidades, siguen orando, rezando a Dios, y confían en la palabra de Dios, que tal vez no oyeron hablar de Dios, pero anida en ellos la gran esperanza que un día llegará la justicia divina de Dios.

Jesús quiere que no nos desanimemos cuando oramos, por eso nos relata la parábola de la viuda y el juez injusto, ella continuamente fastidia a este juez malo, que no teme a Dios ni respeta al hombre, y es corrupto, ojala que no hubiera jueces corruptos, pero sabemos que los hay, a pesar de ello, la viuda, insiste, fastidia,  y es inoportuna, es decir se la está jugando, pues quiere que le hagan justicia, y por temor a recibir unos golpes de esta mujer viuda, y para que no le siga fastidiando, le hace justicia; ha logrado conseguir que se le haga justicia porque ha perseverado, de manera constante,  y así Dios quiere que seamos constantes en la oración.

Orar sin desanimarse, sin cansarse, y perseverando, con la certeza y confianza que Dios te responderá y nos dará, lo que nos es conveniente; por eso es importante perseveran en la oración, sin desmayar, sin desalentarse, sin aburrirse, y Dios te concederá lo que es conveniente para la salud del alma y del cuerpo.

Habrá fe, cuando Dios venga, él demora en venir, porque nos ama y quiere por eso espera que tengamos fe, ya que él quiere siempre nuestro bien.
                                                                   Pbro. Salvador A. Carrasco Castro