DÍA DEL SEÑOR” Nº. 73 – 14 Julio 2013
PALABRA DE VIDA ETERNA
San Lucas 10,25-37
Para ganar la vida eterna, Jesús le dice está bien, que observes la ley, y así podrás ganar la vida eterna, tener un lugar en el cielo, cuántos de nosotros, debemos esforzarnos para tener un lugar en el cielo. Pero no solo debemos quedarnos en la letra es necesario expresar este amor hacia el prójimo.
Cuando amamos, queremos poner límites, es decir queremos solo amar a los nuestros, o nuestros paisanos, y a nuestra familia. Por eso, el sacerdote y el levita pasan de largo, ellos serán honrados y sinceros, que no hacen mal a nadie y no quieren complicarse la vida con el herido, pues no es de los suyos; y se desentienden del él. Esto también nos sucede a nosotros, queremos desentendernos, del niño y joven que se destruyó su hogar por el divorcio de sus padres, del niño abandonado, de las mujeres que tienen que vender sus cuerpos, de los alcohólicos, de los drogadictos, de los que son víctimas de la violencia, de los marginados, de los pobres.
Para el amor, no hay fronteras, el samaritano se aproxima, ya que el sacerdote y el levita, pasaron de largo, tal vez porque no querían comprometerse, tal vez, por que no querían ser asaltados, y tal vez porque tenían que cumplir rápidamente su misión, sin que nada les perturbe, es decir llegar a tiempo; más el samaritano, suspende un momento su marcha, y se conmueve ante el herido, se aproxima, cura sus heridas, con vino y aceito, que simbolizan a los sacramentos, y lo sube a su caballo, y cuando llega a la posadera, les encarga que le cuiden, hasta cuando vuelva.
Los padres de la iglesia especialmente orígenes, y San Agustín, interpretan este pasaje del buen samaritanos, haciendo ver, que los ladrones son los demonios,, el herido es el hombre (Adán) es decir el Adán que cayó en pecado, y quien le socorre es Jesús que baja de lo alto, para aproximarse hacia el hombre pecador. Y la posada es la Iglesia, y el pastor es el que cuidara del herido, hasta que vuelva Jesús.
Pbro. Salvador A. Carrasco C
PALABRA DE VIDA ETERNA
“DÍA DEL SEÑOR” Nº. 73 – 14 Julio 2013
San Lucas 10,25-37
Para ganar la vida eterna, Jesús le dice está bien, que observes la ley, y así podrás ganar la vida eterna, tener un lugar en el cielo, cuántos de nosotros, debemos esforzarnos para tener un lugar en el cielo. Pero no solo debemos quedarnos en la letra es necesario expresar este amor hacia el prójimo.
Cuando amamos, queremos poner límites, es decir queremos solo amar a los nuestros, o nuestros paisanos, y a nuestra familia. Por eso, el sacerdote y el levita pasan de largo, ellos serán honrados y sinceros, que no hacen mal a nadie y no quieren complicarse la vida con el herido, pues no es de los suyos; y se desentienden del él. Esto también nos sucede a nosotros, queremos desentendernos, del niño y joven que se destruyó su hogar por el divorcio de sus padres, del niño abandonado, de las mujeres que tienen que vender sus cuerpos, de los alcohólicos, de los drogadictos, de los que son víctimas de la violencia, de los marginados, de los pobres.
Para el amor, no hay fronteras, el samaritano se aproxima, ya que el sacerdote y el levita, pasaron de largo, tal vez porque no querían comprometerse, tal vez, por que no querían ser asaltados, y tal vez porque tenían que cumplir rápidamente su misión, sin que nada les perturbe, es decir llegar a tiempo; más el samaritano, suspende un momento su marcha, y se conmueve ante el herido, se aproxima, cura sus heridas, con vino y aceito, que simbolizan a los sacramentos, y lo sube a su caballo, y cuando llega a la posadera, les encarga que le cuiden, hasta cuando vuelva.
Los padres de la iglesia especialmente orígenes, y San Agustín, interpretan este pasaje del buen samaritanos, haciendo ver, que los ladrones son los demonios,, el herido es el hombre (Adán) es decir el Adán que cayó en pecado, y quien le socorre es Jesús que baja de lo alto, para aproximarse hacia el hombre pecador. Y la posada es la Iglesia, y el pastor es el que cuidara del herido, hasta que vuelva Jesús.
Pbro. Salvador A. Carrasco C
