JESÚS
ES EL CORDERO DE DIOS, QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO
Juan nos anuncia, que Jesús es el
“Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Los judíos no conocían quien era Jesús,
pero él dice que detrás de mí, viene alguien que es más grande que él. Al día
siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba y exclamó: “Este es el Cordero de
Dios, que quita el pecado del mundo”.
Jesús como “Cordero de Dios”, significa que será la nueva víctima. El Cordero,
sin mancha, sin defecto, que cargará sobre si, el pecado de la humanidad, no
gritará, no voceará, manso y humilde, que será llevado al matadero, recordando
el Misterio Pascual. Nadie es dueño de este Cordero, es el Padre que elige a su
Hijo, lo ofrece como víctima, como el verdadero Cordero de Dios, que carga el
pecado del mundo, será signo de la acción salvadora, salvando a toda la
humanidad.
Jesús: Es el Hijo de Dios, lleno del Espíritu Santo” que lo capacita para que cumpla la misión encomendada,
de quitar el pecado del mundo. Juan al principio no lo conocía, pero
cuando se posa la paloma sobre Jesús, recién lo conoció... y puede ahora dar
testimonio diciendo: “Él es el Hijo de Dios”, que quita, el pecado del
mundo. Nadie quiere expresarse
sobre el pecado, que nos afecta a todos, incluso en nuestros días,
perdiéndose la conciencia de pecado, como nos decía el Papa Pio XII.
Juan Bautista, con su humildad, nos
dice que hay otro mayor que él, que los bautizará con Espíritu Santo, es
la acción poderosa del Espíritu Santo, que nos purifica de todo pecado y hay un
nuevo renacer, un nuevo nacimiento, que empieza con la muerte redentora de
Cristo Jesús, que muere como Cordero en la Cruz. No ha venido a condenar, sino
a salvar al hombre. A partir de ahora tenemos que dar testimonio de nuestra
vida que vivimos un continuo proceso de conversión, que, al recibir la gracia
bautismal, nos hace hijos de Dios, coherederos en Cristo Jesús, somos ya
distintos, porque el Señor ha trasformado nuestra vida.
Pbro.
Salvador A. Carrasco Castro