“LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR”
NOS CONFÍA CONTINUAR CON SU MISIÓN
Sólo, Jesucristo
“Subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre”, es nuestra profesión de fe, que nos vino gracias a la
predicación de los apóstoles y de sus sucesores, que han cumplido el encargo de
Jesucristo; de anunciar sobre anunciar la vida, pasión, muerte, resurrección de
Jesús y de su ascensión a los cielos; en esta solemnidad de la
Ascensión del Señor, descubrimos: que su Reino, está por encima de todo reino o
imperio terrenal; el comportamiento de todo cristiano está por encima, de toda
clase de comportamientos paganos o mundanos; y finalmente descubrimos como dice
el Papa Francisco, es un paso donde Jesús nos muestra el camino final, para
llegar al cielo.
Jesús no nos ha abandonado, ni mucho menos su Padre, cuando Él ascendió al
cielo, no ha
desaparecido, pero hay una nueva presencia misteriosa e invisible, más real que
la física o geográfica; tampoco se alejó de su Padre cuando vino hacia
nosotros, revestido de nuestra humanidad; más bien cuando ascendió al cielo, ha
elevado, exaltado, divinizado, nuestra naturaleza humana, ni se ha alejado de
nosotros, al estar en la diestra de Dios Padre, al contrario él está aún más
presente en medio de nosotros y dentro de nosotros, por medio de la fe.
Jesús no reprocha a sus discípulos, confía en ellos, sabemos que la comunidad apostólica ha quedado herida,
por la traición de uno y que ahora son solamente once, y también uno lo ha
negado y los demás lo han abandonado; a pesar de todo ello, Jesús no los
reprocha, al contrario, quiere contar con ellos, porque han estado con Jesús,
que ha conocido sus debilidades de todos, aunque algunos todavía vacilaban o
dudaban; el resucitado que ha ascendido al cielo, ha recibido todo poder en el
cielo y en la tierra, fortaleciéndolos, para que cumplan la gran misión que les
va a encomendar.
Les confió una gran misión de: “Vayan y hagan discípulos de todos los
pueblos” … quiere
que no se queden parados allí, sino que anuncien a todas las gentes el
evangelio, que la salvación tenga un alcance universal y no solo para el pueblo
de Israel; bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, para que sean discípulos del Señor. En estos tiempos es una exigencia,
de ser testigos de Cristo en el mundo, anunciando el evangelio, donde no debe
haber ninguna frontera que impida que el evangelio sea anunciado a todas las
gentes, a todas las naciones y a todas las razas. Todo creyente al recibir el
bautismo se convierte en discípulos de Cristo Jesús. La Iglesia que hace
presente a Cristo es la que nos enseña cómo debemos vivir nuestra fe, por eso
Jesús dijo a sus discípulos: "Enséñenles a guardar todo lo que los he
mandado", es decir que nuestro comportamiento cristiano debe estar por
encima todo comportamiento pagano.
Jesús nos da un premio por ser fiel a su misión, cual es: “Yo estaré con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo”, las comunidades cristianas, que conocen a Jesús,
aunque sean fuertes o débiles, deben ser fiel a la misión que Jesús les ha
confiado: de anunciar el evangelio a todo el mundo empezando por la familia,
por los vecinos, y a todos en general, recordando que esta Buena Noticia no se
agota, no pasa al olvido, es siempre viva y actual, por eso Jesús ha prometido
que estará con nosotros hasta el fin del mundo.
No seamos indiferentes, la tarea es para ti y para mi, para todos los
movimientos y comunidades cristianas, estamos llamados a compartir este gran tesoro, que los
que no conocen a Cristo, puedan conocerlo por nuestro anuncio y testimonio de
vida, para que seamos verdaderos testigos del resucitado.
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro