¡DIOS, SE SOLIDARIZA CON EL HOMBRE!
Juan Bautista da un paso atrás, grandes masas populares acudían para escuchar
su predicación y, él decía con humildad estas palabras: "Detrás de mi
viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las
sandalias", esto dijo a sus discípulos, me parece que debemos de obrar con
relación a Jesús: sentirnos pequeños. Que el crezca y sea el protagonista de mi
vida. Cuanta gente busca con afán su popularidad…, pero Juan reconoce que hay
uno que puede más que él, por eso da un paso atrás. ¡Que sólo Dios sea
glorificado!
Dios se solidariza con el
hombre, Él,
que no tenía pecado, ni podía tenerlo, se mezcla y espera su turno entre los pecadores,
que Juan los invitaba a confesar sus pecados, para que se conviertan y
arrepientan de sus pecados, es decir formaban la cola de penitentes. Esta
actitud de Jesús marca la tónica de toda su existencia, haciéndose solidario
con el hombre, por eso forma su cola como penitente y pecador arrepentido, para
que reciba el bautismo de agua, desde ahí manifiesta su solidaridad con el
hombre herido por el pecado, que lleva en su carne la maldición del pecado, así manifiesta Jesús su solidaridad con el hombre
pecador, dando su vida por nosotros.
Su padre revela la
identidad de su Hijo,
después de ser bautizado, al salir del rio Jordán, se rasgó el cielo y el Espíritu Santo desciende como
paloma, se oye una voz del cielo que
dice: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”, se llenó del Espíritu Santo, o
ungido por el Espíritu de Dios. Juan descubre su identidad, en este momento se
manifiesta el rostro divino de Dios en su humanidad solidaria en favor del
hombre, que viene a salvarlo, al asumir su condición de hacerse pecado por
nosotros, manifestando la dimensión divina en lo humano.
Todo bautizado adquiere
identidad,
de ser hijo de Dios en el Hijo, que debe expresarlo a través de su testimonio,
porque forma parte de la gran familia de Dios, es auténtico discípulos de Jesús, han sido
ungidos por el Espíritu Santo, para ser templo vivos de Dios. El bautismo nos
hace participar de la identidad de Jesús –somos hijos de Dios-,- y de su
misión: anunciar, celebrar y practicar el amor de Dios con todos sus hijos,
nuestros hermanos y ser solidarios los unos a los otros..
Pbro. Salvador A. Carrasco Castro
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