DOMINGO XIII TIEMPO ORDINARIO
SEGUIR A CRISTO CON LIBERTAD
Jesús decide ir a Jerusalén: por Samaria, a pesar de los detractores y lo peligroso que puede ser, y
para sorpresa de sus discípulos, decide hacerlo por la tierra de Samaria, lugar
donde los Judíos son odiados, y lógicamente los samaritanos no les dan
hospedaje.
Jesús no quiere hacer daño a los Samaritanos; ante la reacción violenta y con deseos de venganza divina, de Juan y
Santiago, los hijos del trueno, ya que
habían sido formados por las costumbres judías, que buscaban venganza o castigo
divino. Jesús reprende su violencia, no quiere hacerles daño y
se van por otro camino; es necesario ir
a los lugares donde la gente tiene hambre de Dios.
En el camino a Jerusalén, uno le dice te seguiré a donde vayas, a otro lo invita a seguir, pero
pone unos pero... y a un tercero también lo invita a seguir, y donde este pone
condiciones. Para seguir a Cristo, son tres exigencias, primero no ofrece
seguridades materiales, luego tener un desprendimiento total de la familia, y
finalmente no poner condiciones, es decir no volver atrás.
Los invita a que sean sus discípulos, no buscando seguridades materiales;
dejar que los muertos entierren a sus muertos, es decir es la gente que
no quiere cambiar, por ello no hay que insistir, tu ven y sígueme, Jesús quiere
salvar al hombre, cambiarlo al hombre.
Finalmente el discípulo no puede volver hacia atrás, pues es necesario
arar bien la tierra sin torceduras, fijarse en la línea recta, es decir nunca
apartar su mirada de Dios. No perder el fin último.
Pbro. Salvador A.
Carrasco C.